
Cuando
una persona se sienta frente a mí, y van apareciendo las flores, observo la
capacidad para sacar de sí misma los recursos necesarios para sentirse mejor. Las flores, las esencias, nos recuerdan lo que
somos, nos reconectan con los potenciales que tenemos y que hemos olvidado.
Podemos estar tan alejados de lo que realmente queremos y sentimos que nos hemos
hecho una idea de lo que somos muy diferente a la realidad.
Hemos asumido creencias limitantes, compromisos, ideas de lo que es correcto e incorrecto; nos hemos convencido de que esa es la vida que queremos o nos ha tocado vivir, y no sabemos por qué nos sentimos infelices.
Comenzar
un proceso con flores, hace que nos cuestionemos todas estas verdades, nuestra
voz interior nos habla cada vez más fuerte, cada vez nos cuesta más hacerle
caso omiso y van llegando los cambios, pequeños o grandes.
Walnut nos puede
acompañar en las decisiones, en el miedo a lo desconocido. Nos aporta esa pizca
de sal para atrevernos a fluir con la vida.
Chestnut
Bud, nos ayuda a conectar con nosotros mismos, para aprender de las
experiencias cotidianas, para exprimir de las cosas que nos suceden, aquello
que nos puede servir para una próxima vez. Nos ayuda a vivir los errores, no
como errores, sino como oportunidades de aprender y de aceptarnos tal y como
somos.
Agrimony
nos acerca un poquito más a lo que sentimos y lo que queremos. El esfuerzo
cotidiano que supone luchar contra algo que está dentro de nosotros se difumina
y las emociones que tememos pierden parte de su negrura.
Así
podríamos seguir con cada una de las flores. Cada una de ellas nos muestra el camino y las capacidades y recursos
que hay en nosotros mismos.
Comencemos
el viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario