Bienvenida o bienvenido a mi blog.

Mi deseo es crear un espacio donde poder transmitir mi amor por las esencias florales, base de mi trabajo en terapia y compartir algo que en realidad se ha convertido en mi forma de ver y sentir la vida.

Quiero compartir mis experiencias, conclusiones y reflexiones del día a día.
Me encantaría que si te apetece, aportes todo aquello que te parezca interesante, que debatas, que preguntes, que cuestiones, que juntos podamos seguir creando un espacio vivo, que las esencias florales y el legado que el Dr. Bach nos regaló, siga expandiéndose y cada vez llegue a más personas. Que cada vez seamos más quienes nos beneficiemos de la magia de las flores, que vayamos más allá de la simple toma de remedios florales y seamos capaces de comprender e integrar en nosotros que somos energía, que somos parte de la naturaleza, que sencillamente SOMOS, SOMOS, SOMOS.

Que en nosotros está la magia del cambio. Que somos los únicos responsables de lo que nos da la vida. Que tenemos poder. Que tenemos los recursos necesarios para conectar con nosotros mismos.

Podemos crear, podemos compartir, podemos sentir, podemos amar.
Podemos quedarnos donde estamos y hacerlo conscientemente.
Podemos decidir no hacer nada. Podemos decidir no decidir.

También podemos volar

12 de septiembre de 2012

Escolarización y autoexigencia en un niño de 6 años


     Hoy os presento el caso de un niño de 6 años, Ander, por un lado quiero compartir mi experiencia y por otro, quiero crear un punto de reflexión respecto al modelo educativo más generalizado y el efecto que este produce en nuestros hijos e hijas. La madre de Ander me cuenta que su hijo, este curso ha comenzado 1º de primaria, está nervioso, intranquilo y que le dice cosas como "no sé si soy capaz de hacer, esto, hacer lo otro...", le preocupa mucho llegar tarde, no llevar el almuerzo "que toca llevar", etc., con una franca y preciosa capacidad de expresar lo que le sucede y lo que siente.
      Ella me comenta que Ander es un niño muy autoexigente y perfeccionista. A su alrededor, se vive este nuevo ciclo escolar como algo diferente ya, sin juegos, con más normas, con deberes y él no se siente capaz de hacer todo esto bien.
Asi que le propongo las siguientes flores:
WALNUT: Para la adaptación al cambio que supone saltar de ciclo, de preescolar, del juego, de  normas más flexibles a primaria, donde la colocación de los pupitres ya nos insta a "trabajar", normas más rigidas y enfocadas al aprendizaje más reglado.
ROCK WATER: Para la autoexigencia, el perfeccionismo, la rigidez.
OAK: Para la sensación de "deber", de obligatoridad y responsabilidad.
LARCH: Para la sensación de no ser capaz de hacer las cosas, y la observación comparativa de cómo lo hacen los demás niños.
SWEET CHESNUT: Para aliviar el estado de angustia diario que le provoca esa autoexigencia y ese deber.
 
    Este caso de Ander, me lleva a la reflexión.
    Con 6 años está abrumado por el deber, por el cambio, por la rigidez de las nuevas normas.
    Es evidente que cada caso es un mundo y cada persona somos diferentes y nuestra tendencia a una actitud u otra, muchas veces marca la diferencia. Hay momentos o circunstancias por las que, aun deseando un formato diferente de educación, eso no es posible, pero sí que lo es el hecho de que como personas y como sociedad, potenciemos en los niños y niñas la creatividad antes que el cumplimiento de normas rígidas, el disfrute de aprender antes que la angustia por no sentirse capaces de hacerlo bien.
    A mi alrededor continuamente escucho comentarios dirigidos a niños y niñas como " ya en primero, eh, ahora ya tienes que estudiar fuerte y hacer las tareas, ya no es solo jugar y jugar". De pronto, abrimos una brecha entre aprender y maravillarse aprendiendo y hacerlo con el juego. De pronto, es meter el aprendizaje con esfuerzo, sudor y lágrimas, y separar lo que aprendemos de su aplicación en nuestra vida cotidiana.
    Enseñemos a nuestras hijas y a nuestros hijos a disfrutar con el aprendizaje, con el descubrimiento, con la maravillosa sensación de ser cada vez más autónomos.
    Intentemos que vayan a la escuela ilusionados, sin miedos y sin angustia, y permitamos que florezca su creatividad para que nosotros, también,como adultos nos beneficiemos de las infinitas posibilidades de crecer.


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