
Ella me comenta que Ander es un niño muy autoexigente y perfeccionista. A su alrededor, se vive este nuevo ciclo escolar como algo diferente ya, sin juegos, con más normas, con deberes y él no se siente capaz de hacer todo esto bien.
Asi que le propongo las siguientes flores:
WALNUT: Para la adaptación al cambio que supone saltar de ciclo, de preescolar, del juego, de normas más flexibles a primaria, donde la colocación de los pupitres ya nos insta a "trabajar", normas más rigidas y enfocadas al aprendizaje más reglado.
ROCK WATER: Para la autoexigencia, el perfeccionismo, la rigidez.
OAK: Para la sensación de "deber", de obligatoridad y responsabilidad.
LARCH: Para la sensación de no ser capaz de hacer las cosas, y la observación comparativa de cómo lo hacen los demás niños.
SWEET CHESNUT: Para aliviar el estado de angustia diario que le provoca esa autoexigencia y ese deber.
Este caso de Ander, me lleva a la reflexión.
Con 6 años está abrumado por el deber, por el cambio, por la rigidez de las nuevas normas.
Es evidente que cada caso es un mundo y cada persona somos diferentes y nuestra tendencia a una actitud u otra, muchas veces marca la diferencia. Hay momentos o circunstancias por las que, aun deseando un formato diferente de educación, eso no es posible, pero sí que lo es el hecho de que como personas y como sociedad, potenciemos en los niños y niñas la creatividad antes que el cumplimiento de normas rígidas, el disfrute de aprender antes que la angustia por no sentirse capaces de hacerlo bien.
A mi alrededor continuamente escucho comentarios dirigidos a niños y niñas como " ya en primero, eh, ahora ya tienes que estudiar fuerte y hacer las tareas, ya no es solo jugar y jugar". De pronto, abrimos una brecha entre aprender y maravillarse aprendiendo y hacerlo con el juego. De pronto, es meter el aprendizaje con esfuerzo, sudor y lágrimas, y separar lo que aprendemos de su aplicación en nuestra vida cotidiana.
Enseñemos a nuestras hijas y a nuestros hijos a disfrutar con el aprendizaje, con el descubrimiento, con la maravillosa sensación de ser cada vez más autónomos.
Intentemos que vayan a la escuela ilusionados, sin miedos y sin angustia, y permitamos que florezca su creatividad para que nosotros, también,como adultos nos beneficiemos de las infinitas posibilidades de crecer.
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