Somos creadores de nuestra realidad, somos Uno con el Universo. Cuando somos niños, esa conexión es algo natural, y cuando vamos creciendo, las circunstancias, las relaciones y todo lo que nos va sucediendo, nos crea la sensación ilusoria de ser parte diferenciada de todo lo que nos rodea.
Nos individualizamos, y el ego nos hace creer que el otro es algo ajeno a mí.
Al vivir en esta falsa sensación de separación, olvidamos que en el otro hay parte de mi y que hay algo de mi en los demás.
Con las esencias florales podemos acercarnos poco a poco a nuestro Ser más profundo. A la Unidad.
Y nos embarga una maravillosa plenitud, la seguridad de que todo es como tiene que ser, nos volvemos confiados y más alegres y enfocamos nuestros objetivos de vida a la realización de nuestros sueños, que son los mismos sueños que el Universo tiene programado para cada uno de nosotros y nuestras acciones danzan y fluyen con el resto de los seres del planeta.
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