Bienvenida o bienvenido a mi blog.

Mi deseo es crear un espacio donde poder transmitir mi amor por las esencias florales, base de mi trabajo en terapia y compartir algo que en realidad se ha convertido en mi forma de ver y sentir la vida.

Quiero compartir mis experiencias, conclusiones y reflexiones del día a día.
Me encantaría que si te apetece, aportes todo aquello que te parezca interesante, que debatas, que preguntes, que cuestiones, que juntos podamos seguir creando un espacio vivo, que las esencias florales y el legado que el Dr. Bach nos regaló, siga expandiéndose y cada vez llegue a más personas. Que cada vez seamos más quienes nos beneficiemos de la magia de las flores, que vayamos más allá de la simple toma de remedios florales y seamos capaces de comprender e integrar en nosotros que somos energía, que somos parte de la naturaleza, que sencillamente SOMOS, SOMOS, SOMOS.

Que en nosotros está la magia del cambio. Que somos los únicos responsables de lo que nos da la vida. Que tenemos poder. Que tenemos los recursos necesarios para conectar con nosotros mismos.

Podemos crear, podemos compartir, podemos sentir, podemos amar.
Podemos quedarnos donde estamos y hacerlo conscientemente.
Podemos decidir no hacer nada. Podemos decidir no decidir.

También podemos volar

19 de noviembre de 2010

... y de nuevo larch


Hay días, como hoy, que saboreo las esencias. Sus recovecos, sus misterios, sus sorpresas. Me vuelvo a sorprender con lo nuevo, o con lo viejo reconocido, con lo intuído.

Hay días, como hoy, en los que mi corazón da un salto en el pecho. Se expande. Se maravilla.

Algo se define, algo se descubre, algo, de repente, encaja en el puzzle y toma un sentido.

Hay días, como hoy, que son espejo. Y reflejo.

Entonces, en días como hoy, me cuesta ordenar mi cabeza vervenera. Quiero y me cuesta poner en palabras lo sentido.

Esta tarde, he visto en consulta a una chica, es su tercera cita. Comenzó en terapia por su timidez; Por sus miedos a enfrentarse al grupo. Ella se dedica a temas relacionados con el espectáculo, la creatividad, y frente al grupo se bloqueaba.
Ella no se sentía con la capacidad de hacerlo bien, con la capacidad para expresar lo que realmente quería expresar. Y procuraba hacerse pequeña y desaparecer.
Esa vez, entre otras flores, le di Larch y Mímulus.
En la siguiente cita me comentó que sentía menos miedo, se sentía más atrevida.
Y en esta última sesión, me comentó que seguía sintiendose menos capaz que otros, que se comparaba, y que le sorprendía cuando los demás le decían lo bien que lo había hecho.
Y entonces, me dijo, que cuando le alababan, ella interiormente sabía que lo había hecho bien, entonces, brotaba otra emoción, el miedo a la prepotencia, al orgullo.

Y aquí es donde mi cabeza empieza a dar vueltas, a subir y bajar, de lo externo a lo profundo, de lo visible a lo invisible, a los matices, a la intención positiva de mantenernos en un estado emocional que nos incomoda y que a la vez nos ayuda a no enfrentarnos a nuestra sombra, a lo que tememos, a mantener esos "defectos" que nos rechinan a buen recaudo.

En un principio nos parece incongruente y contradictorio.

Cuando estoy en Larch, ¿por qué prefiero mantenerme en este estado una y otra vez?
¿Tengo miedo al fracaso, a no alcanzar las expectativas que otros tienen puestas en mí? Creo que sí.
¿Tengo miedo al éxito, miedo a demostrar que sí puedo y por tanto, tener que seguir demostrando luego que sigo siendo capaz? Creo que sí.

¿Y más profundamente?
¿Cuando se me pone delante "la falsa modestia"?
¿Temo caer en la arrogancia? ¿En la prepotencia? ¿Admito que hay una parte de mí que se siente especial y diferente a los demás? Creo que también.

Y creo que este es el motivo por el cual, me aferro al no cambio, me aferro a creerme menos que los demás, porque tengo pánico a pasarme al otro lado lado y creerme más.

Y puedo observarme, ¿qué me pasa cuando estoy frente a alguien que me provoca rechazo por su actitud superior, prepotente? ¿Qué me rechina? ¿Qué refleja de mí y que no admito?
¿Qué cualidades admiro en los demás?
Creo que es interesante ponerme delante de lo que rechazo y de lo que admiro en los demás, porque me da información de lo que quiero desarrollar en mí y de lo que me esfuerzo en ocultar.

El equilibrio lo encuentro admitiendo y reconociendo mi parte de sombra. Esa que que siente satisfacción cuando me alaban, reconociendo como mía la prepotencia, el orgullo y la arrogancia.
Desde ahí, reconocer que todos y cada uno tenemos cualidades especiales para desarrollar.
Que todos y cada uno tenemos cosas que aportar al mundo.
Reconociéndome en el orgullo puedo trabajar desde la humildad. La sincera.
Disfrutar con cualquier cosa que haga.
Y expandirme, desplegar todos mis potenciales, avanzar y crecer.


1 comentario:

Pilar Vidal Clavería dijo...

Hola Rosa

Me reconozco en tus palabras y las agradezco

Un abrazo