Bienvenida o bienvenido a mi blog.

Mi deseo es crear un espacio donde poder transmitir mi amor por las esencias florales, base de mi trabajo en terapia y compartir algo que en realidad se ha convertido en mi forma de ver y sentir la vida.

Quiero compartir mis experiencias, conclusiones y reflexiones del día a día.
Me encantaría que si te apetece, aportes todo aquello que te parezca interesante, que debatas, que preguntes, que cuestiones, que juntos podamos seguir creando un espacio vivo, que las esencias florales y el legado que el Dr. Bach nos regaló, siga expandiéndose y cada vez llegue a más personas. Que cada vez seamos más quienes nos beneficiemos de la magia de las flores, que vayamos más allá de la simple toma de remedios florales y seamos capaces de comprender e integrar en nosotros que somos energía, que somos parte de la naturaleza, que sencillamente SOMOS, SOMOS, SOMOS.

Que en nosotros está la magia del cambio. Que somos los únicos responsables de lo que nos da la vida. Que tenemos poder. Que tenemos los recursos necesarios para conectar con nosotros mismos.

Podemos crear, podemos compartir, podemos sentir, podemos amar.
Podemos quedarnos donde estamos y hacerlo conscientemente.
Podemos decidir no hacer nada. Podemos decidir no decidir.

También podemos volar

21 de mayo de 2011

La autocompasión en Heather







Si vamos un poco más allá de la verborrea exterior de este estado emocional y atendemos a otra de sus características, el autocentramiento, hay veces que podemos encontrarnos un heather más silencioso y que sin embargo, es incapaz de salir de un estado deprimido, de su propio mundo interior y de sus problemas cotidianos.

¿Te ha sucedido alguna vez que al encontrarte mal, triste, preocupado, sola, y sabiendo qué puedes activar para salir de ese estado, no has hecho nada para ello? ¿Te ha pasado en alguno de esos momentos, que aun siendo consciente, pones esa canción o esa música que todavía más hace que te sientas peor, que alimenta la pena por tí mismo y los pensamientos autocompasivos?

3 de mayo de 2011

soledad


De esto hace ya unos cuantos años, 7 concretamente, cuando estaba en Argentina, hablando con una de mis primas, psicoanalista, como no podía ser de otra manera, en Argentina, compartimos horas y horas de charla, de pareceres, de sentires, de enfoques diferentes en terapia. Y me dijo algo que desde ese día tuve presente y que hoy ha adquirido en mí otro alcance, otra perspectiva. Ella tiene consulta en su pueblo y yo por aquel entonces empezaba también mi andadura como terapeuta, con mi consulta propia, también en mi pueblo. Y me dijo que nuestro trabajo tenía una gran parte de soledad. En un entorno reducido, donde casi todo el mundo está relacionado, unos con con otros, el terapeuta toma distancia, adquiere un rol determinado, puede saber muchas cosas y ser discreto y silencioso. Es conocedor de historias, datos, dolores, emociones, que atesora, que alguien ha puesto en sus manos con la certeza de que no va a salir de ese espacio seguro.


Desde aquel día, eso se quedó grabado por aquí dentro, de vez en cuando tomaba forma, se hacía patente, me ayudaba a retomar mi centro...

Y hoy ha tomado una fuerza diferente, otro cariz...

Hay otra soledad, la que empapa, la que me envuelve, no como terapeuta, sino como persona, como Rosa. Esa que necesita abrazos, y oreja, y oído y escucha. La que necesita tiempo y espacio.

Esa soledad que necesita que la arropen, la que no tiene máscara, ni juicio, la que permite no tener todas las respuestas, la que vuelve a rellenar vacíos, la que es espejo, y hombro, la que invierte los papeles...

Una soledad que toma forma de amigo, de cuenco donde volcar sin miedo las dudas, los cansancios, las derrotas, las tristezas, los miedos...

Una soledad que se convierte en confianza en la voz de un ser querido, fuerza en su oído, amor y acompañamiento en su mano.

Una soledad que se transforma en flor, gorse, mímulus, walnut, gentian...

...en flor...

De nuevo en flor.


muxulore