Creo que la vida consiste en sembrar.
Sembrar sueños en forma de semillas, con amor, aquellas que, por una razón u otra nos llaman la atención y nos hablan desde lo más profundo de nuestro corazón.
Sembrar en el momento presente, en el aquí y ahora, en esa tierra fértil que somos todos y cada uno de nosotros.
Y después, confiar, confiar en la sabiduría del Universo, ese que dará calor y luz a lo sembrado. Nosotros sólo tenemos que esperar, regar de vez en cuando y olvidarnos de cual será el resultado, porque nunca sabremos dónde, cuándo, cómo y qué brotara de cada semilla sembrada.
Si esperamos al lado de una sola para ver el momento exacto de su nacimiento, podemos obviar otras que brotan justo delante de nuestros ojos.
Dejemos pues, que la vida haga su trabajo, con paciencia, pausadamente, porque en cada estación y cada momento aparecerá el brote que nos alimente y nos haga crecer.
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