Hace unos días tuve el placer de acudir a un taller de elaboración de esencias, en un lugar mágico a las faldas del Gorbea.
Compartí ratos, charlas, flores, árboles y magia con personas de almas hermosas, de las que aprendí en cada momento.
Pude sentir la fuerza de la tierra, el poder de las plantas, la sabiduría de los árboles.
Pude recorrer durante unos días los caminos rodeados de flores, sentirme hada, duende, sentirme pequeña y perteneciente a algo más grande que me nutre.
Cuando abandoné mi empeño en mirar con los ojos de la mente y abrí mi corazón, me encontré con el Acebo.
Su esencia me conectó profundamente. Sentí que deshizo losas, piedras que me pesaban, que me dolían. Que entendía y que seguían ahí. Para nada.
Para algo.
Me conectó con el perdón.
Perdoné. Me perdoné. A mí misma, perdoné oscuras sombras.
Perdoné abandonos.
Perdoné desilusiones.
Perdoné muchos "no estuviste ahí cuando te necesitaba".
Perdoné desengaños. Y balones fuera.
Con la esencia de Acebo, me siento más ligera.
Alguna puerta cerrada con consciencia.
Consciente del camino.
Del recorrido. Y del que me queda.
Del amor como bálsamo del Alma. Del amor que cura heridas. Que acompaña.
De la fuerza de las flores.
De la mía.
De la magia.
Compartí ratos, charlas, flores, árboles y magia con personas de almas hermosas, de las que aprendí en cada momento.
Pude sentir la fuerza de la tierra, el poder de las plantas, la sabiduría de los árboles.
Pude recorrer durante unos días los caminos rodeados de flores, sentirme hada, duende, sentirme pequeña y perteneciente a algo más grande que me nutre.
Cuando abandoné mi empeño en mirar con los ojos de la mente y abrí mi corazón, me encontré con el Acebo.
Su esencia me conectó profundamente. Sentí que deshizo losas, piedras que me pesaban, que me dolían. Que entendía y que seguían ahí. Para nada.
Para algo.
Me conectó con el perdón.
Perdoné. Me perdoné. A mí misma, perdoné oscuras sombras.
Perdoné abandonos.
Perdoné desilusiones.
Perdoné muchos "no estuviste ahí cuando te necesitaba".
Perdoné desengaños. Y balones fuera.
Con la esencia de Acebo, me siento más ligera.
Alguna puerta cerrada con consciencia.
Consciente del camino.
Del recorrido. Y del que me queda.
Del amor como bálsamo del Alma. Del amor que cura heridas. Que acompaña.
De la fuerza de las flores.
De la mía.
De la magia.
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