Hoy siento una inmensa gratitud en mi corazón.
Se expande y sale por mis poros.
Gracias.
A todas las personas que acuden a las flores. A las cautelosas. A las atrevidas. A las dudosas. A las temerosas. A las valientes. A las luchadoras. A las que han perdido la esperanza. A las de la fe ciega. A las que se buscan. A las que hacen que me quite el sombrero. A las que hacen que sonría. A las que me sirven de espejo. A las osadas.
Gracias.
Porque aprendo. Cada vez. Porque me enseñan a ser un poco más humilde. Porque es extraordinario sentir lo que siento.
Porque disfruto. Porque me dan la oportunidad de sentir, de amar, de vivir, de descubrir.
A las que me retan, a las que consiguen que vuele, a veces con alas, a veces con escoba. Con los ojos cerrados y con los ojos abiertos.
Porque me dan la certeza de estar recorriendo el camino que deseo recorrer. El mío. El de las subidas y bajadas. El de las sorpresas a la vuelta de la esquina. El de las tormentas y el de los días soleados. El de las orillas llenas de flores. El del viento en la cara.
Gracias.
A los niños. Que me enseñan mucho más de lo que puedo asimilar. Por sus almas limpias y claras. Por su profunda sabiduría. Sin recovecos. Sin sombras. Porque se muestran tal y como son. Sin máscara.
Gracias.
A los amigos. A los que invocan y a los invocados. A los que vienen y a los que están. A los que se buscan y a los que me acompañan cuando soy yo la que me busco. A los que están cuando no me encuentro y a los que continúan cuando me encuentro y no soy la misma y soy casi igual y a la vez distinta. A los que me siguen queriendo igual y a los que decidieron que asi ya no.
Gracias.
A todas las personas que se cruzaron en mi camino. De las que aprendí y me ayudaron a llegar hasta aquí.
A la vida. Gracias.
Se expande y sale por mis poros.
Gracias.
A todas las personas que acuden a las flores. A las cautelosas. A las atrevidas. A las dudosas. A las temerosas. A las valientes. A las luchadoras. A las que han perdido la esperanza. A las de la fe ciega. A las que se buscan. A las que hacen que me quite el sombrero. A las que hacen que sonría. A las que me sirven de espejo. A las osadas.
Gracias.
Porque aprendo. Cada vez. Porque me enseñan a ser un poco más humilde. Porque es extraordinario sentir lo que siento.
Porque disfruto. Porque me dan la oportunidad de sentir, de amar, de vivir, de descubrir.
A las que me retan, a las que consiguen que vuele, a veces con alas, a veces con escoba. Con los ojos cerrados y con los ojos abiertos.
Porque me dan la certeza de estar recorriendo el camino que deseo recorrer. El mío. El de las subidas y bajadas. El de las sorpresas a la vuelta de la esquina. El de las tormentas y el de los días soleados. El de las orillas llenas de flores. El del viento en la cara.
Gracias.
A los niños. Que me enseñan mucho más de lo que puedo asimilar. Por sus almas limpias y claras. Por su profunda sabiduría. Sin recovecos. Sin sombras. Porque se muestran tal y como son. Sin máscara.
Gracias.
A los amigos. A los que invocan y a los invocados. A los que vienen y a los que están. A los que se buscan y a los que me acompañan cuando soy yo la que me busco. A los que están cuando no me encuentro y a los que continúan cuando me encuentro y no soy la misma y soy casi igual y a la vez distinta. A los que me siguen queriendo igual y a los que decidieron que asi ya no.
Gracias.
A todas las personas que se cruzaron en mi camino. De las que aprendí y me ayudaron a llegar hasta aquí.
A la vida. Gracias.
2 comentarios:
Gracias a Ti! por ser tan bella persona y demostrar que lo que aprendes lo piensas, lo sientes y lo aplicas. Gracias por tantas cosas valorables que escribes...y por estar allí, donde exactamente tienes que estar para cumplir tu propósito.
Un Abrazo!
Gracias por tus palabras Rosa, son un aliento de alegría, que llega hasta el corazón
Un beso
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